Una de las palabras más antiguas de la humanidad es “minería”. Mucho se ha dicho sobre la actividad minera pero lo cierto es que la civilización moderna ha sido posible gracias a ella. Y al hablar de minería sin duda México es un importante protagonista; nuestra historia tiene raíces mineras y tanto así que se estima que aproximadamente 70% del territorio nacional tiene una inmensa riqueza mineral. Actualmente solo se aprovecha el 11% del territorio para la minería, con 33 yacimientos minerales de clase mundial, entre los que figura el Distrito Manganesífero de Molango (DMM).
Localizado en Hidalgo, el DMM es el único depósito de mineral de manganeso en todo Centro y Norteamérica, y la historia de Autlán y de nuestras comunidades están relacionadas con él. Su descubrimiento fue en la década de los 60s, un depósito rico en mineral y privilegiado en cuanto a ubicación, que provocó que Autlán mudara sus operaciones a la localidad.
Al llegar nos dimos cuenta que había mucho trabajo por hacer, porque la región carecía de todo tipo de infraestructura. Es así como empezó un ambicioso proyecto de desarrollo social adelantado a su época: se construyeron carreteras (por ejemplo, la carretera México – Tampico), redes de electricidad y agua potable, se edificó desde cero una colonia con servicios médicos, educativos y religiosos y otros desarrollos que permitieron, en suma, un futuro mejor para los lugareños.
Esta huella la recordamos orgullosamente pero sigue creciendo. Con nuestras comunidades hemos impulsando proyectos sociales, desde emprendimientos, programas de educación y salud, cuidado al medioambiente, e incluso proveeduría y logística, dado que el 100% de los acarreos de mineral se realizan por contratistas y proveedores locales. Lo anterior se traduce en un beneficio social que impacta a más de 38 mil personas de 49 comunidades.
Por otro lado, nuestras operaciones mineras han generado sustento familiar y bienestar económico gracias a los más de 2 mil empleos directos e indirectos genrados, que suman al personal más calificado posible y una convicción por una minería socialmente responsable. Esta conjunción de visiones ha permitido sostener operaciones virtuosas con el medioambiente, cuidando el agua, reduciendo el consumo energético y las emisiones al medioambiente, reforestando hectáreas de terreno y reciclando y reutilizando residuos. Asimismo, merece la pena destacar las alianzas que a lo largo del tiempo hemos forjado con instituciones hidalguenses de alto prestigio, como la Universidad Autónoma de Hidalgo, como respuesta a nuestro modelo de riqueza compartida.
Nos enorgullece nuestro pasado en Hidalgo y lo que hemos logrado en el presente. Sabemos que quedan cosas por hacer y que nuestra huella todavía puede ser más grande; esta tarea es posible gracias a nuestra hoja de ruta que forjará el futuro de nuestras comunidades en Hidalgo, un futuro prometedor gracias al manganeso.