El sol, el aire, el agua y otras formas de calor, además de ser elementos necesarios para la vida, también pueden funcionar como fuentes de energía, y las conocemos como energías renovables.
Aunque muchas personas piensan que utilizar estos recursos para potenciar a los hogares e industrias en México es un invento reciente, o un negocio que solo comienza a desarrollarse, lo cierto es que los recursos renovables fueron la primera fuente de energía, mucho antes de la existencia de las minas de carbón en el siglo XIX. Las personas han usado el calor del fuego y la fuerza de las corrientes marinas y de viento para su beneficio.
En la actualidad, las plantas de energías renovables son una excelente opción, principalmente porque producen electricidad limpia, es decir, que su proceso de obtención es mejor para el Planeta Tierra, por la reducción de emisiones de dióxidos de carbono que contaminan nuestro aire y que pueden ocasionar problemas de salud.
Además, estas energías llegan a comunidades rurales, cuyas centrales eléctricas son lejanas o tienen problemas para operar, y aprovechan la materia prima de la región: su naturaleza.
En 2018, la producción de energías renovables empleó, directa o indirectamente, a más de 11 millones de personas, y aunque en México solo trabajan en la industria poco más de 8 mil personas, la Secretaría de Energía considera que si continúa la inversión, para 2024 podrían ser más de 250 mil los mexicanos involucrados en el desarrollo de la electricidad y el combustible limpios.
Aunque ninguna ciencia es perfecta, pues las energías renovables dependen del clima y de otros factores que los humanos no podemos controlar, sus ventajas por mucho superan las desventajas, por lo que forman una parte importante del futuro de la energía en nuestro país.