Aunque la historia de Autlán se remonta hacia 1953 en el poblado de Autlán, Jalisco, es hasta 1960 que da inicio la exploración del Distrito Manganesífero de Molango. La presencia de Autlán en los municipios de Molango de Escamilla, Tlanchinol, Xochicoatlán, Tepehuacán de Guerrero y Lolotla se observa en cada instante en forma muy dinámica.
Desde los mineros haciendo sus labores, o incluso mirándolos ir a la empresa o hacia sus hogares, allá en las comunidades de Otongo, Chipoco, Tolago, Chachala, Naopa, Chiconcoac, Acayuca y muchas más comunidades aledañas a Autlán.
Desde 1968, es cuando surge el establecimiento oficial de la Unidad Molango y la operación del único horno de nodulización en el mundo. En la zona, existen hombres y mujeres de avanzada edad que han sido testigos de los cambios y beneficios que han ocurrido en la sierra hidalguense desde la llegada de Autlán.
Ellos relatan que en los años sesenta la carretera abrió el panorama a todas las comunidades vecinas. En ese entonces, la empresa creó caminos que dieron la posibilidad traer infinidad de nuevos artículos como: materiales de construcción, servicios de luz eléctrica, la televisión, alimentos a los que antes no se tenía acceso como la sal de mar, la cual ayudó a erradicar la enfermedad de bocio en la población.
La llegada de la televisión fue una gran novedad. Se dice que las personas en la comunidad de Otongo se asomaban desde las ventanas para alcanzar a ver la televisión. Aquellas imágenes mostraban historias desde lugares tan lejanos, y para los pobladores de Hidalgo esta experiencia representaba una sensación única y diferente. También, antes la luz eléctrica era poca y apenas se apreciaban las casas entre la oscuridad serrana. Hoy las comunidades son un faro de luz que iluminan las calles y los hogares de su gente.
La presencia de Autlán en la región ha generado cambios importantes, como el ingreso de la población a la labor minera y a mejores condiciones de vida. Si bien, Autlán ha sido una importante fuente de empleo; esto no significa que sea la única. Tan sólo vasta ver la gran cantidad de pequeñas empresas alrededor de Autlán. Caminando por nuestras comunidades, se observan comedores que sirven deliciosos platillos hidalguenses, taxistas que trasladan a nuestros familiares y amigos de un sitio a otro, además fácilmente encontramos varias tiendas de abarrotes, talleres de mantenimiento mecánico, hoteles y ferreterías que son una pieza fundamental de nuestras comunidades.
Autlán y sus comunidades son un claro ejemplo de lucha. Desde muy temprano, hombres y mujeres dan lo mejor de sí para construir una mejor sociedad. De ese mismo modo, Autlán -en su andar por la sierra de Hidalgo- tiene presente a sus comunidades, y desde sus inicios busca constantemente la manera de fomentar espacios de diálogo y desarrollo para todos.