Aunque puede parecer extraño para aquellos que no son aficionados a la minería o metales preciosos, el invierno es una época en donde históricamente se incrementa el interés por este tipo de elementos, específicamente el oro y la plata, aumentando su valor considerablemente.
En la actualidad, los metales preciosos son utilizados por un gran número de industrias, entre ellas las dedicadas la salud, a las telecomunicaciones, la construcción de vivienda o de infraestructura, lo cual hace que su demanda sea relativamente constante a lo largo del año. Entonces ¿por qué incrementa su atractivo durante los meses más fríos? La respuesta es más sencilla de lo que se cree: estos metales poseen un importante valor cultural y simbólico a la hora de hacer regalos a nuestros seres queridos durante las celebraciones decembrinas.
Los seres humanos somos creaturas de hábito y tradición, lo cual naturalmente se ve reflejado en nuestros patrones de consumo. Durante las fiestas actuales, solemos dar un extra para consentir con regalos a nuestros seres queridos, además de que muchos aprovechan el espíritu para dar paso a compromisos, graduaciones y casamientos, lo cual se traduce en un aumento de la demanda de metales como el oro y la plata a nivel global.
La pandemia por COVID-19, contrario a lo que se puede pensar, puede incrementar todavía más la compra y venta, dado que muchas personas lo consideran una inversión segura en tiempos de incertidumbre.
Queda claro que en el invierno, los metales preciosos brillan con más intensidad que nunca.